jueves, 26 de marzo de 2015

Confesiones de una heredera con demasiado tiempo libre. Belén Barroso.



Cada vez que abrimos un nuevo libro nos acercamos expectantes ante las historias que podemos encontrar en él. La incertidumbre nos acompaña al comienzo de cada nueva aventura lectora. Puede que lo que encontremos entre sus páginas nos guste, nos desespere, nos apasione, nos aburra...Sería estupendo saber de antemano que el libro que vamos a comenzar nos va a gustar seguro, ¿verdad? Pues eso es lo que me ha ocurrido con este libro. No solo sabía que me iba a gustar, sino que esperaba impaciente poder tenerlo para leerlo. Y es que me puedo contar entre todos aquellos afortunados que asistimos al nacimiento de este libro.

Hace un tiempo una búsqueda, no recuerdo si sobre botes sifonicos, ¿o tal vez era sobre el KH.7? me hizo recalar en este blog:




Y ahí me quedé, deslumbrada, no solo por la incuestionable belleza de su autora, sino, como no, por su inmensa sabiduría y natural gracejo. En este blog conocí a Edwina, una joven en edad de merecer que, como toda señorita que se precie, ocupaba su precioso (y excesivamente desocupado) tiempo libre en mantener una puntual correspondencia con su querida amiga, a la par, una señorita en edad casamentera como ella y, por supuesto, de muy buena familia. Como podéis imaginar las cuestiones que trataban aquellas misivas eran de lo más trascendentales y eruditas, como no podía ser menos viniendo de unas damiselas con una educación tan exquisita y esmerada como la suya: ¿Cuántos sombreros es conveniente que tengan una dama? ¿Es apropiado rellenar el carné de baile solo con las peticiones de un mismo caballero, (aunque sea el soltero más cotizado del baile), o tal vez es más adecuado intercambiar bailes con varios caballeros (a la sazón menos interesantes)? 

Vimos de esta forma crecer y dar sus primeros pasos a nuestra "Querida Edwina", hasta que un día desapareció para volver convertida en toda una joven heredera. Una joven heredera con demasiado tiempo libre, todo hay que decirlo, pero igual de divertida y deliciosa como la recordábamos.





"Confesiones de una heredera con demasiado tiempo libre" consigue trasladarnos al universo de Jane Austen desde la perspectiva del sentido del humor al que nos tiene acostumbrados su autora, más conocida en el mundo bloguero como Loque (aunque todos sepamos que su verdadero nombre es: Mujer de Incuestionable Belleza). 

Un libro que nos acerca a la literatura de Jane Austen y que logra transmitirnos todo el encanto de aquella época y la ironía con la que la autora inglesa abordaba todo lo referente a la sociedad en la que le tocó vivir. Además también es un libro que te hace reír a mandíbula batiente, ¿se puede pedir más? No, ¿verdad? 

Os dejo un pequeño fragmento para que lo comprobéis vosotros mismos:

"En ese momento entró Branson, que nos traía el té. Con la cara de superioridad moral con la que siempre se dirige a la familia -mi padre dice que el mejor mayordomo es aquel que es capaz de hacer sentir a un duque como a un simple lacayo sin dejar de abrillantarle los zapatos-, nos explicó que al no esperarse invitados aquella tarde (más cara de asco), habían tenido que improvisar un servicio de té con apenas tres tartas, cinco tipos de bollería y sándwiches de menos de ocho clases distintas.

Para cuando se retiró, no sin que antes le hubiera pedido mis más humildes disculpas y suplicarle que se las transmitiera igualmente a la cocinera, ya había tomado una decisión y se la expliqué a mi acompañante.

-Querida amiga, conocer todas sus desgracias me ha hecho tomar una firme decisión y lo que he decidido es ayudarla. ¿Qué me dice?-exclamé muy satisfecha.

Pensé que se lanzaría a mis pies para besarlos agradecida. Pero tan solo la oí masticar trabajosamente al mismo tiempo un scone  y dos sándwiches de pepino."

Si os gusta Jane Austen, no hay duda, este es vuestro libro. Si no os gusta Jane Austen pero sí la buena lectura, no hay duda, este es vuestro libro. O tal vez lo único que buscáis es pasar un buen rato, entonces, os diré, no hay duda, este es vuestro libro. Aunque si os da lo mismo el contenido de un libro, porque lo único que queréis es deleitaros con las bonitas ilustraciones de su interior, no hay duda, este es vuestro libro. O simplemente si solo pasabais por aquí y lo que realmente necesitais es saber lo que significa la palabra "anacoluto" y como emplearla correctamente, no hay duda este es vuestro libro. Y por si os ha quedado alguna duda os dejo este enlace donde podréis leer el primer capitulo y contemplad por vosotros mismos lo monísimo que ha quedado con tanto abalorio y frusleria por doquier.

http://static0.planetadelibros.com/libros_contenido_extra/30/29559_Confesiones_de_una_heredera.pdf


domingo, 22 de marzo de 2015

22 de marzo. Día mundial del agua.


"Imagina lo que sería intentar vivir en un mundo dominado por el óxido de dihidrógeno, un compuesto que no tiene sabor ni olor y que es tan variable en sus propiedades que, en general, resulta benigno, pero que hay veces que mata con gran rapidez. Según el estado en el que se halle puede escaldarte o congelarte. En presencia de ciertas moléculas orgánicas, puede formar ácidos carbónicos tan desagradables que dejan los árboles sin hojas y corroen los rostros de las estatuas. En grandes cantidades, cuando se agita, puede golpear con una furia que ningún edificio humano podría soportar. A menudo es una sustancia asesina incluso para quienes han aprendido a vivir en ella. Nosotros la llamamos agua"


"Una breve historia de casi todo". Bill Bryson





Hoy 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua. Cada año lo preside un lema diferente, el de este es: Agua y Desarrollo Sostenible.

Como murciana sé muy bien lo que significa el desarrollo sostenible aplicado al agua. Llevamos impresa la cultura del agua en nuestros genes. Es un legado que nos dejaron nuestros antepasados que supieron aprovechar al máximo cada gota de agua. 

Crearon un entramado de acequias que llevaban agua a cada rincón de la huerta e idearon norias que transportaban el agua de las tierras bajas a las altas y establecieron turnos de riego para poder repartir el agua equitativamente. Porque el agua no solo es de aquellos que la poseen, el agua es un bien que nos pertenece a todos. Y bajo esta idea nació el tribunal de las aguas encargado de garantizar el uso igualitario de estas. 

Es, por tanto, muy difícil comprender para quienes hemos heredado esta cultura que no todo el mundo tenga esa idea solidaria sobre el agua y, que aquellos afortunados a los que les sobra no solo no quieran compartir el agua, sino que además blinden sus ríos con leyes para que ni una gota de ellos pueda llegar a otros lugares más desfavorecidos.

Ojalá este día sirviese para concienciar realmente de que el agua es un bien común. Ardua tarea esta, teniendo en cuenta que el agua, como todos sabemos no solo es fuente de vida, sino también de riqueza, y claro, si hablamos de dinero, ya se sabe, estas son palabras mayores.  






Página oficial del Día Mundial del agua:

http://www.unwater.org/worldwaterday/about/en/




miércoles, 11 de marzo de 2015

Hijos del 3G



-Mamá, quiero un móvil...

-Pues va a ser que no.

-¿Porqué?

-Por que no tienes edad.

-¡¡Pero si tengo 11 años!!

- ...exacto, esa no es edad para tener móvil. Cuando tengas 14 volvemos a hablar del tema.

-¡Pues que sepas, que toda mi clase lo tiene!

-No, seguro que todos los de tu clase no lo tienen. Y si lo tienen me da igual. Ahora mismo no necesitas el móvil para nada.

-¡Muy bien, MAMÁ!!! ¿¿¿QUIERES ARRUINARME LA VIDA??? ¿¿¿ESO ES LO QUE QUIERES??? ¿¿¿QUIERES QUE SEA EL BICHO RARO DE MI CLASE??? ¡¡¡PUES SIGUE ASÍ, QUE LO ESTÁS HACIENDO MUYYYY BIENNNN!!!

Zanjé la conversación en aquél momento, sin embargo, no paraba de darle vueltas. Pregunté a otros padres y comprobé que lo que decía mi hija era cierto. La mayoría de sus compañeros tenían móvil. ¿Porqué? ¿Para qué necesita un niño un móvil? Nadie sabía responderme muy bien a esto último, pero, no obstante se había convertido en el regalo estrella de las comuniones (compitiendo muy de cerca con el viaje a Disneyland París). Así que la mayoría de los niños que habían hecho la comunión tenían móvil, (o, en su defecto viaje a Disneyland París. O, ambas cosas. O, ninguna de ellas como mi hija...tal vez fuese cierto y la estaba convirtiendo en una especie de lumper social). El resto de niños que no han hecho la comunión se debían de dejar llevar por una especie de corriente de simpatía, empatía o doctrina vicentina (ya sabeis: "¿Dónde va Vicente? Donde va la gente"), porque es raro el niño que con diez años no tiene móvil. 

Recordaba las tiras de Mafalda, cuando su padre no quería que tuviese televisión. Me sentí como él, inmersa en un mar de dudas, ¿Qué hacer? ¿Soy fiel a mis principios y no dejo que tenga móvil hasta la edad que yo crea conveniente? ¿Dejo que sea un bicho raro? ¿La arrojo al ostracismo social, como insinúa ella que quiero hacer? Visto lo visto, no te queda otra que claudicar ¿Qué padre quiere que su hijo sea el bicho raro?






Hace un par de años de estas divagaciones. Tras vencer mi total animadversión y después de un sinfín de normas y advertencias: "solo puedes agregar a  tus amigos", "solo para los fines de semana que no tengas que estudiar", "lo tienes que dejar abierto para que yo pueda ver con quién hablas" etc, etc, etc... la realidad es que el móvil de mi hija ha pasado a ser miembro de pleno de la unidad familiar. Es raro la conversación en la que no aparece el dichoso móvil metido entre medias.

No solo acabas aceptando su existencia, sino que además termina por convertirse en tu aliado, en una ayuda y en un aparatejo con bastante utilidad: "no sales si no tienes el móvil con batería"; "cuando llegues me envías un whatsaap"; "Mamá, déjame el móvil que tengo que preguntar en el grupo si esto entra para el examen o no"; "¿Esa es forma de hablarme?...pues va a ser que te quedas sin móvil durante una semana".

Esta última faceta del móvil es la que más me gusta. Puede que no sea muy educativo ejercer este tipo de poder coercitivo sobre mi hija, lo que si sé es que funciona a las mil maravillas. Privarla de su móvil es, sin duda, uno de los castigos que más le horrorizan. Cuando esto ocurre entra en pánico total, y me pide, por favor, que no lo haga, que le deje desactivar el whatsapp porque si no a la vuelta se le bloquea de la cantidad de mensajes acumulados.

El whatsapp, ese maldito invento, que no solo ha entrado en nuestra vida por la puerta grande, sino que, además, se ha convertido en un medio de socialización muy importante para nuestros hijos. Y esto, a los padres, no deja de ponernos los pelos como escarpias. Ves millones de amenazas detrás de una aplicación que parece, de primeras, muy útil y totalmente anodina pero que mal usada puede pasar de ser una herramienta práctica y beneficiosa a un engendro totalmente pernicioso obra del mismísimo Belcebú. Por mucho que le hables, o le adviertas de los posibles peligros, nunca parece suficiente. Es imposible verle trastear con el móvil y no sentir cierto desasosiego. 

Poco a poco esta reticencia inicial va desapareciendo y te vas relajando. Piensas que ya no es tan niña, que tienes que confiar en ella. Es conveniente dejarle que tenga su parcela de intimidad, después de todo hasta ahora se ha comportado de manera responsable, así que vas bajando la guardia.

Un día estás en casa y te encuentras su móvil pululando por ahí. Decides bichear por encima en los grupos que tiene. Te sientes un poco violenta por invadir a escondidas su intimidad, pero te dices (para conformarte a ti misma) que solo va a ser un vistazo rápido sin más, sana curiosidad maternal. Pasas los grupos: compañeros de clase, amigas más amigas, amigas menos amigas, amigos del antiguo colegio, amigos del campamento...hasta que, de repente, ves algo que hace que todas tus alarmas maternales se disparen al unísono. ¿¿Quién es este chico?? La foto ya por sí sola me hace sospechar, el hecho de que además no tenga nombre, solo un número hace que me ponga en alerta y entre a ver la conversación. 

Y lo que veo me confirma que mi modo alarma se ha activado correctamente. Estaba en lo cierto, era un desconocido. ¡Estaba hablando con un desconocido! No solo eso, sino que además le facilitaba datos personales. Y el tipo como no se cortaba, le preguntaba también acerca de sus amigas. Pero, ¿qué parte de "no tienes que hablar con nadie que no conozcas", no entiende? ¿Para qué sirve tanta charla? Hablo con ella y le pido explicaciones. Me contesta tan tranquila que si que le conoce, que no sabe porque esta desconfianza, que es el primo de una amiga de una compañera suya, que tiene dieciséis años y que vive en Málaga. Me quedo helada. Y le digo, eso es un desconocido, ¿no lo entiendes? ¿No ves que tu compañera tampoco lo conoce? ¿Quién se lo ha presentado a tu compañera? No sabes nada de nada de esa persona y estás hablando con él y dándole información tuya y de tus amigas. -Pero solo le he dicho la ciudad en la que vivimos- me dice. Solo le has dicho eso porque yo he pillado la conversación a tiempo, pero te hubiese sacado más información, solo era cuestión de tiempo. ¡Seguro!

Me doy cuenta de lo frágil e inocente que es todavía. Solo es una niña de trece años y el mundo está lleno de lobos a la caza de cualquier Caperucita confiada. Espero que haya aprendido la lección, sobre todo porque va a tener el móvil requisado por una larga temporada. Y espero haberla aprendido yo también. No sé en qué "Mundos de Yupi" estaba metida para no darme cuenta de que no la puedo dejar sola. ¡Qué intimidad, ni que soplapolleces! Lo importante es su seguridad y yo la he descuidado. Sí, sé que no la puedo proteger infinitamente y que los mismos peligros que están en las redes están en las calles, en el colegio y por todas partes. No voy a poder estar siempre con ella, y no me queda más remedio que confiar en ella y estar ojo avizor detectando la más mínima señal que no me cuadre. Pero esta vez he sido yo la que he fallado. Debería haber tenido más control sobre su móvil y la gente con la que hablaba. No ha pasado nada, pero me dan escalofríos solo de pensar lo que podría haber pasado. Y creo que ha sido un buen escarmiento para ambas.

Hace poco estaba respondiendo un correo y se acerca sigilosa para preguntarme que era lo que hacía. Le dije que contestándole a una amiga del blog. Entonces, muy hábilmente, me preguntó que si la conocía. Claro, le dije, la conozco del blog. En ese momento comprendí hacía donde iba a derivar la conversación. Me dijo: " Ves, mamá, tu también hablas con desconocidos". Intenté explicarle que no era igual. Que soy mayor y que mi experiencia hacía que supiese reconocer los tipos de personas con las que me relacionaba. Y que a pesar de eso, me puedo equivocar. Pero en todo caso es una relación entre adultos, entre iguales, y estoy más preparada para afrontar cualquier situación inesperada que pueda surgir. 

Ahí acabó la conversación, no sé si lo comprendió o no quiso discutir conmigo, lo cierto es que me hizo reflexionar. Puede que tanta charla y tanta explicación no sirvan de nada si nos ven hacer lo contrario de lo que decimos. Porque en el fondo ellos lo que hacen es imitar nuestros comportamientos. Si nosotros pensamos que estamos capacitados para esquivar cualquier amenaza (cuando no es cierto del todo), ellos también. Nos hemos metido en un mundo nuevo que nos ha conquistado con todos sus defectos y virtudes, y con él a nuestros hijos, sin ser plenamente conscientes de que el anonimato en este medio ampara e incrementa, de forma considerable, las amenazas que podemos encontrar en el mundo real.