Mentimos constantemente, de forma deliberada o inconsciente. Pequeñas mentiras o grandes engaños. La mentira es habitual en nuestro día a día. Envolvemos la verdad con un velo de falsedad para que esta sea más atractiva, para conseguir un propósito, para evitar el daño que puede causar la realidad o, simplemente porque nos gusta. Existen muchas razones por las que mentimos. Pero, ¿y cuando nos mentimos a nosotros mismos? A veces es necesario crear una realidad paralela. Un lugar donde poder refugiarnos de la existencia que nos ha tocado vivir. Un pequeño mundo que no tiene porqué ser idílico. La crueldad, la maldad o la sordidez pueden ser una muy buena vía de escape de una verdad absolutamente demoledora.
Claus y Lucas, es una gran mentira o puede que una absoluta verdad. El lector deambula por sus páginas con la incertidumbre de no saber qué terreno está pisando, si el de la resbaladiza mentira o el de la firme verdad.
No es una novela fácil. No solo porque te puedes sentir perdido en muchos momentos de su lectura, sino porque, además, es una novela dura en la que la autora no escatima a la hora de mostrarnos el dolor, las miserias, la crueldad y la podredumbre que habitan en nosotros. Su narración está desprovista de adornos. Nos ofrece los hechos tal cuál, de manera breve y escueta, libres de emociones y calificativos. Tampoco los necesitan, los acontecimientos hablan por sí mismos. Dice Claus (o, ¿tal vez Lucas?) en El gran cuaderno:
"Las palabras que definen los sentimientos son muy vagas; es mejor evitar usarlas y atenerse a la descripción de los objetos, de los seres humanos y de uno mismo, es decir, a la descripción fiel de los hechos".
¿La"descripción fiel de los hechos"? Estaríamos hablando entonces de describir la realidad, la verdad de lo que vemos o acontece, ¿no? O de lo que queremos ver. Comienza aquí un juego en el que la escritora, nos pasea por páramos llenos de dudas en los que el lector no es capaz de discernir la verdad de la mentira.
Agota Kristof nos describe a lo largo de esta trilogía ("El gran cuaderno", "La prueba" y "La tercera mentira") la historia de dos hermanos gemelos que son incapaces de vivir separados y sin embargo están destinados a estarlo. La unión entre Claus y Lucas es tal que al lector le puede costar en ocasiones saber distinguir cual de los dos es el que nos narra la historia. Y tal comunión nos la refleja la autora de manera magistral con el juego de palabras que es el nombre de los protagonistas: Claus y Lucas, un mismo nombre con las letras cambiadas de lugar.
"Algunos días más tarde empezamos la escuela. Cada uno en una clase distinta.Nos sentamos en la primera fila. Estamos separados el uno del otro por toda la longitud del edificio. Esa distancia entre nosotros nos parece monstruosa, el dolor que experimentamos es insoportable. Es como si nos arrancasen la mitad del cuerpo. No tenemos equilibrio, nos da vértigo, nos caemos, perdemos el conocimiento."
Las atrocidades de la guerra, o el sinsentido del régimen totalitario son los escenarios por los que transcurre esta novela y la vida de los protagonistas. Convirtiéndose en el eje a través del cuál girará su enseñanza vital.
"La abuela nos pega a menudo con sus manos huesudas, con una escoba o con un trapo mojado. Nos tira de las orejas, nos da tirones del pelo. Otras personas también nos dan bofetadas y patadas, no sabemos muy bien por qué. Los golpes hacen daño, nos hacen llorar. Las caídas, los arañazos, los cortes, el trabajo, el frío y el calor también son causa de sufrimiento. Decidimos endurecer nuestro cuerpo para poder soportar el dolor sin llorar. (...) Nos golpeamos fuerte, cada vez más y más fuerte. Pasamos las manos por encima de una llama. Nos cortamos con un cuchillo el muslo, el brazo, el pecho, y nos echamos alcohol en las heridas. Cada vez nos decimos: -No ha dolido Al cabo de un cierto tiempo, efectivamente, ya no sentimos nada. Es otro quien siente dolor, otro el se quema, el que se corta, el que sufre."
La autora comentó sobre su obra: "No ha sido fácil recuperar las memorias desagradables de mi pasado. No puedo volver a leer mis libros, porque me hieren de verdad, o tal vez sea porque me parezco demasiado a mi escritura seca, negativa, desesperanzada". Esa sensación de herida abierta es la que transmite. Como dije más arriba no es una novela de fácil lectura, sin embargo es imposible dejar de leerla una vez que la comienzas, sus páginas te atraen como un imán. Es dura, es extraña y,sobre todo, inolvidable.
Claus y Lucas. Agota Kristof.
El Aleph Editores. Colección Booket, septiembre de 2014.