sábado, 2 de febrero de 2013

Palabra de blogger



Hoy he visto a la chica (no sé su nombre) de La receta de la felicidad en un anuncio de la tele y me he quedado a cuadros. Estás acostumbrada a moverte por este mundillo de las bitácoras y a conocer a la gente a través de la imagen que emana de ellas. Lo tienes tan asumido que, a veces, te olvidas que detrás de los post, las fotos, el diseño de página o los comentarios, hay una persona de carne y hueso. Pero es así.

Conocía este blog hace tiempo, aunque he de reconocer que no lo suelo frecuentar. Me encanta su presentación, es muy chulo. Son de esos blogs que entras y te quedas...ahí va, que pasada! No solo la presentación del blog, sino que las recetas son también espectaculares. Pero dada mi gran paciencia y alta cualificación en el mundo culinario, soy más de Cocinillas, un aquí te pillo, aquí te mato, gastronómico, con muy buenos resultados. Aún así lo tenía agregado en favoritos, porque son de esos  blogs a los que, de vez en cuando me gusta asomarme y, morirme de envidia por el talento que yo, siendo sincera, jamás de los jamases poseeré. Hacía mucho que no entraba, sabía que se había presentado a los Bitácoras por otro blog del que era asidua y ya no, por motivos varios. Hoy al verla me he puesto a bichear de nuevo en su blog, y he descubierto que al final ha ganado el Bitácoras al mejor blog gastronómico del 2012. Se lo merece, tiene un blog muy currado, desde aquí mi enhorabuena.

Pues nada, como iba diciendo sale muy mona en el anuncio, cuenta que es blogger y canta las maravillas del producto que anuncia, que para eso le pagan. Hasta aquí todo más o menos previsible, pero al final concluye con un: "Palabra de blogger".

Y esto te deja rumiando un ratito...palabra de blogger...la frase así dicha, envuelve a los bloggers en un aura de honestidad muy favorecedora. Nos convierte en algo así como paladines de la moral y la ética. No voy a ser yo la que diga que este es un mundo canalla donde los haya o que nuestra palabra esté al mismo nivel que la de un político. Pero, seamos realistas, de Hermanitas de la Caridad tampoco es que esté lleno este mundillo.


Al principio, cuando comienzas a visitar blogs, crees que la gente que publica es seria, que el solo hecho de tener un blog y escribir para que llegue a otras personas conlleva una cierta responsabilidad, como un contrato, no escrito, con el lector de integridad. Esta es tu etapa pardilla.

Con el paso del tiempo y, con unos cuantos blogs más a tus espaldas, bajas de la nube. Te das cuenta de que hay bloggers serios, sí. Enlazan o citan fuentes, no plagian el contenido de otros, comentan con responsabilidad, procuran hacer de su página un lugar agradable, en definitiva, un lugar al que te gusta volver. Pero también hay mucha, mucha morralla que, en resumen, se dedican a hacer lo contrario de los primeros.

Si te decides a publicar, ya no es que te bajes de la nube, si no que directamente te das el batacazo padre. Enseguida comprendes que Tu trabajo en el que has invertido Tu tiempo (y todos sabemos que el tiempo es oro), queda por ahí, huérfano en la blogoesfera, a merced de depredadores sin escrúpulos, ávidos de contenidos para su blog. Ver que otro se adjudica algo que has escrito, sin molestarse siquiera en cambiar ni una coma, no es plato de buen gusto. Así que vas y te das de alta en Creative Commons, que no sé muy bien lo efectivo que debe de ser, pero que crece como las setas en todos los blogs que visitas. Lo cual quiere decir que no soy la única que ha visto su contenido publicado en otro blog.

Puede que hace mucho, en los comienzos de las bitácoras, los bloggers pioneros fuesen gente seria y digna de credibilidad pero hoy en día el mundo bloguero está "petao". ¿Quién se puede resistir a la tentación de tener un hueco para ti solito en el ciberespacio, una plataforma desde la que el resto del mundo contemple tu ingente y desaprovechado talento? 

Con tanta gente pululando por este mundo es normal que te encuentres de todo. Por lo que colocar un "Palabra de blogger", con este sentido de honorabilidad, en un anuncio puede que quede muy bonito y colorido, pero cierto, cierto, lo que se dice cierto, no es que sea. Aunque nos guardaremos muy mucho el secreto para nosotros. Que está muy feo echarte piedras sobre tu propio tejado y además es muy poco práctico, que luego no veas que goteras se te quedan.