Tu piel contra la mía, de súbito, de repente. Un instante, un segundo, quizá menos, lo suficiente para que todo se congele a nuestro alrededor. Siento tu suavidad y me sobresalto, nuestras miradas se cruzan y nuestras bocas dibujan un efímero “perdón” , nuestros ojos se quedan atrapados en ese instante, en ese segundo y piden: “más”…”quiero volver a sentirlo”…pero continuamos nuestro camino.
Desconcertada, atrapada todavía, presa de un instante inesperado, veo como te alejas mientras mi piel aún guarda en su memoria tu caricia fortuita, te observo en la distancia, disimulando, esperando en vano que vuelvas la mirada. Te pierdes entre la multitud y yo intento olvidar ese instante robado, ese instante regalado, ese instante eterno... De pronto algo me hace volver la mirada y encuentro la tuya que me observa desde el fondo a hurtadillas y todo mi universo se reduce a tu mirada. Nos miramos un instante, un segundo, quizá menos pero de nuevo todo se congela a mi alrededor, mi piel me abrasa donde tú la acariciaste, quiere más, yo también.
La cajera me pregunta y de repente el hechizo se deshace, por un instante dejamos de ser dos desconocidos que se cruzan sin más, por un instante fuimos locos amantes, buscándonos, escabulléndonos de las miradas ajenas. Mi mundo fue tuyo y el tuyo mío, por un instante, quizá menos.