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martes, 7 de mayo de 2013

Mis queridos comentarios





Ahí están, al final de las entradas, un pequeño enlace que incluso puede pasar desapercibido te lleva a ellos. Son la sal y la chispa de los blogs, es el medio por el que nos comunicamos con los lectores, por ellos sabemos si la entrada ha gustado o no, si realmente hemos sabido expresar la idea que queremos transmitir y si hemos conseguido que esa idea conecte con nuestros lectores. Ni que decir tiene que a los bloggers nos gustan los comentarios. Nos gustan, malos o buenos, da igual, porque vienen a decirnos que alguien nos ha leído y no solo eso, sino que, además, se ha tomado la molestia de dar su opinión

Los comentarios, además, hacen comunidad, cuando llevas mucho tiempo entrando en un blog y comentas puedes llegar a coincidir con la misma gente y al final, terminas no solo leyendo la entrada del blog, en cuestión, si no que también buscas los comentarios de la gente que te cae bien o, de aquellos que detestas, solo por puro morbo. La gente que concurre frecuentemente a comentar a un blog acaba conociéndose, precisamente, a través de los comentarios y, es habitual, acabar en blogs de gente que has conocido comentando en otro blog. 

Esta es otra de las inestimables funciones de los comentarios: sirven para hacerte publicidad. Cuando comentas en un blog la gente puede sentir curiosidad por la persona que ha dejado el comentario, pinchan en tu enlace y esto les lleva directamente a tu blog. Pero no solo eso, los comentarios también son medidores de la popularidad de un blog. Cuantos más comentarios tenga un blog más popular se supone que es. Esta es una de las premisas que utiliza Google para situarte en un posicionamiento más privilegiado, o no, en el buscador.

Se entiende, pues, que a los bloggers nos gusten los comentarios, pero los comentarios también pueden ser un peligro para tu blog. En una entrada anterior hacía referencia a las puertas abiertas que podemos dejar a los hackers para que entren en nuestro blogs, pues bien, los comentarios son una de ellas. Los pueden usar para introducir spam o enlaces que nos lleven a la mismísima boca del infierno. Por tanto es recomendable protegerse con algunas de las armas que te proporciona Blogger: los captcha y la moderación de comentarios. Aunque personalmente prefiero la última, porque los captcha son sumamente odiosos cuando los tienes que utilizar, te quedas bizco intentando descifrar las maquiavélicas combinaciones. Cualquiera de las dos opciones te ayuda a controlar todo lo que entra en los comentarios, porque los comentarios también hay que cuidarlos y mucho, pueden arruinar la imagen de tu blog a la que tanto tiempo le has dedicado.

A mí me pasó, yo dejé de visitar un blog en el que entraba habitualmente por la mala gestión de los comentarios de la dueña de este. Solía comentar en un blog que me gustaba, incluso lo tenía enlazado en mi página. Cuando comentas, lo que sueles hacer es suscribirte a los comentarios para poder recibir las notificaciones de otros que también comentan o te responden. Así que en un post que comenté realicé la suscripción y de repente mi correo se llenó de notificaciones de comentarios anónimos que hacían a esta entrada, en realidad era spam encubierto. Al principio esperaba que la dueña del blog los desactivaría en cuanto se diese cuenta, pero pasaba el tiempo y no. Yo no entendía porque no los desactivaba, porque el aluvión de spam que llegaba no era como para que no se hubiese enterado, hasta que recordé que estaba participando en unos premios para blogs y necesitaba bastantes comentarios, de hecho, nos los pedía en sus entradas. Entonces lo entendí, no desactivaba aquellos comentarios porque hacían bulto. Le daba igual que sus lectores, los que la habíamos apoyado en los premios, los que dejábamos parte de nuestro tiempo leyendo sus entradas y además comentando, tuviésemos el correo lleno de basura procedente de su blog, lo que le importaba era tener una gran cantidad de comentarios. Me sentí utilizada, me sentí defraudada y por supuesto ya no entro en su blog, porque ya no puedo ver a la persona que creía que era a través de sus entradas, ahora solo veo una trepa sin ningún respeto hacía sus lectores.  

Así que los comentarios, aunque parezcan algo secundario en el blog, son realmente una parte esencial de este. Forman parte de la imagen que queremos transmitir y por tanto es necesario mimarlos, tanto como al resto de la página.