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jueves, 28 de febrero de 2013

El maestro del Prado. Javier Sierra



"Un libro asombroso", esta es la descripción que aparece en la contraportada de El maestro del Prado. Doy fe de que es cierto. Creo que es uno de los libros que más me han sorprendido, por muchos motivos. Pero así en general, sobre todo, porque aspira a mucho y se queda en nada.


Los lectores de Javier Sierra no es que busquemos, precisamente, en sus libros alta literatura, más bien lo que nos lleva a ellos es nuestra sed de misterios, de enigmas. Nos gusta conocer aquellos otros acontecimientos no escritos y, conocidos solo por unos pocos, que aunque no han sido recogidos por la Historia "oficial" han contribuido a esta tanto como aquellos hechos históricos conocidos por todos.

La sed de enigmas referida arriba no es, en absoluto, sinónimo de amplias tragaderas. Somos muchos los que no nos dejamos deslumbrar, fácilmente, por todo aquello que lleve impresa la etiqueta de "enigma". Algo difícil de entender para una serie de periodistas y especuladores del mundo del misterio que anteponen el consumismo desmedido a la seriedad. El maestro del Prado es un claro ejemplo de ello.

Comenzaré hablando del argumento, la narración que sirve como hilo conductor de todos aquellos enigmas que el autor nos pretende descifrar. Nos  encontramos con una trama incoherente y, sin ningún tipo de credibilidad que no consigue, en ningún momento, que te llegues a involucrar con la novela. Es más, el autor, plenamente consciente de ello, para darle un poco de intriga, crea un final totalmente rocambolesco, y hace, para acabar, un doble salto mortal con pirueta incluida, cuyo resultado es un relato totalmente banal y para nada verosímil.

Vayamos ahora a la parte enigmática del libro, el leitmotiv de este que es, si cabe, la parte más decepcionante del mismo. No hay nada nuevo, nada que no conozcamos. Es básicamente una recopilación de enigmas de otros libros suyos, a los que les ha añadido algún elemento nuevo. Quien haya leído La cena secreta recordará el Apocalipsis Nova y el cuadro de Da Vinci, La virgen de las rocas (sí, el mismo de Dan Brown), bien, pues volvemos sobre ellos. Igual que aparece Jhon Dee (El ángel perdido) o hace referencia a algunas de las teorías planteadas en Las puertas templarias. Da la impresión que damos vueltas una y otra vez sobre lo mismo. ¿Y porqué no, si ya tenemos comprobado que vende?

Javier Sierra aporta en el libro un gran número de referencias bibliográficas. Con lo que nos hacer creer que todas aquellas teorías que plantea son fruto de una enorme erudición y un profundo trabajo de investigación. Sin embargo, basta con darnos un garbeo por Internet para ver que todas las podemos encontrar fácilmente a golpe de ratón y no solo eso, algunas incluso mejor planteadas. En resumen, un libro que parece más hijo de la prisa que del buen hacer, mal acabado y destinado a un consumo masivo.

Hace poco leí en una entrevista que le hicieron a Javier Sierra: "Yo escribo para la mayoría, no para los críticos". Creo que no hay que escribir para nadie en particular, solo tener un poco de respeto hacía uno mismo, tu trabajo y hacía los destinatarios de este, los lectores. En este libro no encuentras nada de eso.


Para acabar os dejo con una curiosa interpretación de El Greco y sus figuras alargadas, que encontré, precisamente, cuando comprobaba, patidifusa, como casi todos los enigmas de la obra de Javier Sierra estaban en Internet (lástima de 20 eurazos tirados a la basura). Lo de curiosa es porque es una interpretación matemática (que está genial, funciona bien el binomio arte-matemáticas, aunque parezcan muy alejados) y porque desde luego es mucho más completa y más solida que la que podemos encontrar en El maestro del Prado.  


Enlaces:
http://vozpopuli.com/ocio-y-cultura/21311-javier-sierra-yo-escribo-para-la-mayoria-no-para-los-criticos

http://revistasuma.es/IMG/pdf/59/067-072.pdf