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miércoles, 23 de mayo de 2012

Anuncio por palabras


Le gusta mortificarme. Coquetea con otros, aún a sabiendas de cuanto la deseo, sabe que eso enciende aún más mi ansias de estar con ella. No es más que una casquivana, ahora lo sé. Creo que disfruta con esta situación que no sé cuando ni como acabará, porque ella es la que tiene el poder, el poder de decidir cuando podré ser suyo.

Todo comenzó un domingo cualquiera, tedioso y desesperante como tantos otros, como lo eran la larga lista de días en la que se había convertido mi anodina vida. Porque hacía mucho que mi vida no era más que una pesada carga, un algo sin sentido que se sucedía de forma rutinaria. Había pensado muchas veces en ella, creo que no había un solo día en el que ella no estuviese presente en mis pensamientos, pero mi carácter apocado no me permitía más que eso, pensar en ella. Sabía que sería incapaz de ir a buscarla, de mirarla cara a cara,  lo tenía asumido, ella sería siempre algo inalcanzable. Hasta ese día, aquel domingo en el que ella se ofreció a mí. No lo podía creer, tuve que leer varias veces el anuncio del periódico para cerciorarme de lo que estaba leyendo. No había duda, era ella, ofreciendo sus servicios. Pasé un rato contemplando el anuncio mientras en mi cabeza surgían mil preguntas. ¿Será una broma? ¿Que pasará si llamo? ¿Me atreveré a hacerlo?




Me atreví, noté como mi corazón se aceleraba mientras marcaba los números, y creí que casi me saltaba del  pecho cuando escuché una voz por el auricular que me daba el nombre de no se que agencia, no pude recordarlo, un sudor frío comenzó a apoderarse de mi cuerpo y por un momento temí no ser capaz de responder a aquella voz que amablemente me preguntaba que deseaba. La conversación no duró mucho, lo suficiente para saber que ahora ella trabajaba para aquella agencia, se sabía deseada, así que decidió sacar provecho de ello, es la crisis, me dijo aquella voz, ya sabe, afecta a todo el mundo. Decidí dar un paso más, si otros iban a disfrutar de ella, ¿porque yo no? Convine las condiciones económicas, el servicio era un poco caro y exigían el pago por adelantado... aseguramos que el trabajo será cien por cien satisfactorio, somos una empresa seria, añadió la voz. Me facilitó un número de cuenta en el cual ingresar la cantidad acordada y me explicó que una vez efectuado el ingreso el servicio se realizaría durante los quince días siguientes, sin cita previa, es mejor jugar con el factor sorpresa, créame, tenemos experiencia en este campo, me puntualizó aquella desconocida voz.

El lunes a primera hora realicé el ingreso, fue un día tenso, sabía que a partir de aquel momento ella aparecería en mi vida en cualquier momento y mis anhelos más oscuros se harían realidad. La tensión fue creciendo conforme pasaban los días, cada día que se acercaba más al plazo estipulado era consciente de que su presencia se aproximaba. Llegó el último día del plazo, pero como los anteriores no ocurrió nada. Dejé pasar un par de días más y llamé de nuevo a la agencia, estaba furioso, aquello era una estafa en la que había caído como un tonto. Me atendió la misma voz que la primera vez, me aseguró que no, que el servicio se había realizado satisfactoriamente la semana anterior. Tenía pruebas de ello, le dije que no era posible y ella, la voz, se puso amablemente a repasar todos mis datos de nuevo. Cuando repitió mi dirección caí en la cuenta, no hacía más de un mes que habían cambiado los números de la calle, no estaba todavía acostumbrado y dí mi viejo número, tal vez, los nervios del momento. Así que otro había disfrutado de ella con el dinero que yo había pagado. Protesté, pero la voz en el mismo tono amable me informó que ellos habían cumplido, el servicio se había prestado, el error no había sido de ellos, tendría que pagar de nuevo si quería obtener sus favores.

Pagué de nuevo, estaba tan cerca que no podía renunciar a ella, los quince días siguientes fueron igual que los anteriores, la ansiedad y la desesperación se apoderaron de mi a partes iguales, para al final obtener ¡nada!. Volvió a ocurrir, no sucedió nada. Esta vez llamé más cabreado, más indignado, la voz no alcanzaba a comprender que había ocurrido, a ellos si les constaba que el servicio estaba realizado, es más me dijeron que esta vez hasta había aparecido en la prensa. La voz volvió a corroborar todos mis datos conmigo, todo era correcto. Me dijo que le excusase un instante y oí cuchicheos al otro lado del hilo telefónico. Cuando cesaron la voz se dirigió de nuevo a mí, me pidió disculpas, esta vez el error había sido suyo, un baile de números, un error imperdonable. Me dijo que no me preocupase, no tendría que abonar nada de nuevo, el servicio se cumpliría y esta vez pondrían el máximo empeño en que todo saliese correctamente.

A la tercera va la vencida, o eso creía yo. Aquella tarde cuando llegué a casa, los bomberos, la policía, incluso los medíos de comunicación rodeaban mi edifico. ¿Que había ocurrido? Entre la nube de curiosos encontré un vecino, le pregunté. Ha sido el Sr. Paco, me dijo, el portero, una explosión terrible, todavía no sé como no ha pasado nada más, nos han desalojado a todos...Recordé, entonces, la llamada de mi portero aquella tarde, algún vecino le había comunicado que de mi piso salía un olor muy fuerte a gas y él diligente, como siempre, me llamó para saber si podía utilizar su llave para entrar y ver si me había dejado el gas abierto. ¿Como no pude pensar que era ella? A mi memoria vino la amable voz  del teléfono explicándome las ventajas del factor sorpresa. Yo en aquél momento no le veía ninguna, solo que había dado la oportunidad a otro de que disfrutase de su abrazo.

Como maldigo aquél día en el que la encontré ofreciéndoseme voluptuosamente desde un anuncio de periódico. Sé que si antes la deseaba y anhelaba temerla entre mis brazos, ahora quiero poseerla, por encima de todo. ¿Seré capaz de llamar de nuevo? ¿Seguirá jugando conmigo? Miré de nuevo el anuncio de la prensa y algo dentro de mí hizo que cogiese el teléfono y comenzase a marcar aquellos malditos números...690 457....




¿La vida no tiene sentido? ¿Tu existencia es una pesada carga?

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