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domingo, 1 de enero de 2012

De los "hunos" y los "hotros"



El 31 de diciembre de 1936 moría Unamuno. Ayer se cumplieron 75 años de su muerte. Murió en Salamanca, ciudad de la que por tres veces fue rector de su universidad, desde que en 1901 fuese nombrado en ese cargo por primera vez y del que posteriormente fue destituido por causas políticas, hasta que en octubre de 2011 fue nombrado póstuma y definitivamente Rector de la Universidad de Salamanca.

Murió en su casa salmantina donde estaba recluido bajo arresto domiciliario a consecuencia del incidente protagonizado contra Millán Astray el 12 de octubre de 1936 en la Universidad  de Salamanca, en el que Unamuno se enfrentó abiertamente a este y a los ideales que defendían los militares alzados. Y donde según se cuenta Astray pronunció la frase: "Muera la inteligencia", aunque hay quien asegura que lo que realmente dijo fue: "Muera la intelectualidad traidora", da igual la frase que pronunciase, cualquiera de las dos dice bastante sobre este "oscuro" general.





A su muerte, Antonio Machado escribió: "Señalemos hoy que Unamuno ha muerto repentinamente, como el que muere en la guerra. ¿Contra quién? Quizá contra si mismo".

Y es que Unamuno llegó a mantener una profunda guerra interior. Así, el hombre que proclamó la República, desde el balcón del ayuntamiento de Salamanca y que en 1935 fue nombrado ciudadano de honor de esta, pronto queda desencantado con las distintas políticas acometidas en la República y arrecia las críticas contra Azaña. No solo esto, sino que al proclamarse la Guerra Civil en 1936 apoya a los militares alzados, en un principio, creyendo que representaban "la defensa de la civilización occidental y de la tradición cristiana". Poco tardó Unamuno en ver lo equivocado que estaba y en rechazar públicamente su apoyo. Buscó ante todo la verdad, pero parece ser que "su verdad" no le salió al encuentro y en sus últimos días Unamuno se encontraba en un estado de profunda resignación, desesperación y soledad.

Este estado queda totalmente patente en la carta que unos días antes de su muerte escribe al director del diario ABC de Sevilla:

" (...)Y ahora debo decirle que por muchas que hayan sido las atrocidades de los mandos rojos, de los hunos, son mayores las de los blancos, los hotros. Asesinatos sin justificación. A dos catedráticos a uno en Valladolid y a otro en Granada por si eran...masones. Y a Garcia Lorca. (...)
Entre los hunos-rojos- y los hotros-blancos-(color del pus)- están desangrando, ensangrentando, arruinando, y -lo que para mi es peor- entonteciendo a España. (...)
Le escribo esta carta desde mi casa donde estoy desde hace días encarcelado disfrazadamente. Me retienen en rehén no sé de qué ni para qué. Pero si me han de asesinar, como a los otros, será aquí, en mi casa.
Y no quiero seguir. Aún me queda por decir."

Miguel de Unamuno


Fuentes:


"Una historía de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie" Juan Eslava Galán